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Miriam Coronado



Registrado: 01 Nov 2005
Mensajes: 5

MensajePublicado: Lun Nov 14, 2005 4:29 am Responder citandoVolver arriba

EL ENEAGRAMA

El Eneagrama es un diagrama muy antiguo, cuyo origen se remonta a los desiertos de Oriente, más concretamente a monasterios Sufis que lo tenían como matriz para la comprensión de diversos aspectos de la realidad. Entre esos aspectos, presenta un sistema complejo y profundo, que describe nueve tipos humanos básicos. Estos nuevo tipos (enatipos) a su vez se combinan entre sí dando por resultante subtipos más específicos, nítidamente reconocibles.

A través de mi larga travesía propia por las distintas escuelas de Eneagrama, y mi experiencia personal en la aplicación clínica de los conocimientos que este sistema provee, he ido elaborando una visión integral que apunta a dos objetivos particulares:

Que el profesional en el área de la Psicología pueda encontrar una herramienta de aplicación práctica en la labor psicoterapéutica;
que quien desee aplicar este sistema para el conocimiento de sí mismo cuente con una estructura sólida para reconocer su propia estructura psíquica sin autoengaños, con la mayor objetividad posible.

En nuestro mundo globalizado de hoy, aún lo más profundo puede convertirse en superficie, lo cual, en este caso ha implicado que el Eneagrama por un lado se ha ido investigando seriamente, ampliándose su panorama de aplicación, y por otro se ha trivializado, transformándose en algunos casos en una moda (Cinco con estabilidad económica busca Nueve de Piscis 1,65 morocha...!).


Y sobre esta diferencia quisiera hablar hoy. ¿Por qué? Porque en tantos años de profesión inquietamente investigativa, nunca encontré otro mapa del ser humano más útil que el Eneagrama: más hondo, más concretamente aplicable en el trabajo sobre sí, en la comprensión vincular y en la práctica clínica terapéutica. Y porque, por ende, me da pena pensar que una mente similar a la mía se pierda de esta maravilla por haber arribado a sus manos solamente la versión ligth (insustancial y hasta prejuiciosa) de este magnífico sistema tipológico. Uno puede ser superficial aún utilizando lo más profundo, encasillando a la gente (y hasta a sí mismo) con “fundamentos” que sólo refrendarán nuestros prejuicios. Todo depende de la inteligencia y flexibilidad con que se tome cualquier información coherente.

La realidad no es lo que es

Abordar seriamente la comprensión de los nueve eneatipos nos remite a constatar un enunciado que distintas Tradiciones han hecho de un modo u otro, y que la Psicología de hoy acepta y reafirma: que la realidad no es lo que es, sino lo que nosotros construimos dentro nuestro como “realidad”. Una película bien hecha, con personajes nítidamente diferenciados, con frecuencia nos muestra cómo un mismo hecho es percibido y asimilado de modos tan diferentes según cuál sea el personaje que lo experimente y lo describa. La lectura que cada cual hace de los hechos, del mundo, y aún de quiénes son los demás en relación a sí mismo, será netamente diferente en función de distintas variables. A los efectos de lo que quiero expresar resaltaría dos de ellas:

El nivel evolutivo de cada individuo (su grado de conciencia, de trabajo sobre sí mismo que le permita discernir sus propios filtros que deforman la realidad objetiva, incluyendo en ello sus condicionamientos biográficos). Los seres humanos vamos, -quizás a lo largo de muchas vidas-, desplegando nuestro nivel de conciencia hacia una mayor integración, sabiduría, comprensión, esclarecimiento.
La matriz innata desde la cual el sujeto vivenciará e interpretará la realidad.

Esa matriz innata es el tipo humano al cual, por decirlo de algún modo, “se pertenece”. Cada tipo experimentará los hechos de la realidad de un modo diferente. Y todos tendrán razón, si así puede enunciarse, pues cada uno decodificará un conjunto de percepciones que le es propio seleccionar. Bien: el Eneagrama permite delinear nueve maneras específicas de percibir la realidad.


Ahora quiero subrayar algo que creo fundamental: el segundo ítem (matriz innata) podría denominarse variable horizontal, y el primero variable vertical. De modo tal que tener el dato de cuál es, por ejemplo, el eneatipo al cual corresponde una persona, no será suficiente para saber de qué estamos hablando: tendremos que ahondar en la comprensión de cuán evolucionada es esa persona para entender de qué manera se inserta en la realidad.


A ver: decir algo así como “Ah! Claro, si Fulanito es un Dos, los dos son invasivos” es de un reduccionismo tan chato que cuando lo escucho mis neuronas se espasman! Es como si un biólogo pudiera decir que sabe lo que es un ser humano porque es definible como mamífero bípedo con dos hemisferios cerebrales!


Para poner un ejemplo concreto al respecto, quizás un Dos muy evolucionado podría obrar como la Madre Teresa de Calcuta: una actitud de servicio innegociable, la devoción hacia el sufriente, la negación de sí mismo en pos de consolar a quien nada tiene... Un Dos poco evolucionado se sentirá, quizás, una Madre Teresa, porque vive pendiente de lo que los demás necesitan, les da lo que no le piden, invadiéndolos “por su bien”, se siente víctima de que los demás lo usen (aunque hace todo lo posible para que así sea, pues lo que necesita es ser necesitado)... y todo ello para tener una imagen de sí engrandecida por tanta bondad (bondad que echará en cara a sus beneficiarios haciéndoles sentir culpables de tanta abnegación). ¿Conoce a alguien así?


Esto es bastante más complejo, pues los seres humanos somos como esos pasteles que son cocidos en un horno que funciona mal: tenemos esquinas que están en un punto bien sabroso, otras recocidas, y costados aún muy pero muy crudos... Quizás podamos ser en algún instante una desinteresada Madre Teresa y luego, desde otra parte de sí más “cruda”, querer comprar el afecto despojándonos para dar de más...

Seguir siendo lo que se es... pero transformarse

Nadie cambia de eneatipo: se nace Siete (por decir uno de ellos), se crece Siete y se muere Siete. Pero el trabajo sobre sí consistirá en ser el Siete más sano posible, el menos neurótico. Cultivar los aspectos más evolucionantes del Siete, y cuidarse inteligentemente de las trampas del propio eneatipo.


Y esto valdrá también en la comprensión del eneatipo de quienes nos rodean (lo cual es una herramienta óptima para relacionarse más lúcidamente en la pareja, en la familia, en el trabajo, y aún para delinear el perfil de pacientes o alumnos en el caso de quienes ejercen profesiones asistenciales o docentes). Si puedo profundizar en cuál es el mapa del mundo desde el cual el otro ve la realidad podré con ello mirar a través de sus ojos, sin pretender cambiarlo hacia mi punto de vista. Podré tal vez hablarle en su idioma para hacerme entender, -sin por ello deformar la expresión de mi interioridad (como alguien dijo alguna vez, “háblales con su palabra, pero con tu pensamiento).


Y algo más: la Psicología Transpersonal nos señala algo empíricamente constatable: cada uno de nosotros es internamente una legión. Más que uno único “yo”, somos un racimo de “yoes”, cada uno con distintas pulsiones, necesidades, emociones... Esto implica que todos tenemos dentro nuestro a cada uno de los eneatipos, en distintas proporciones cada uno de ellos. De manera tal que conocer la dinámica psíquica de los demás eneatipos además del propio permite distinguir dentro de sí cada una de sus pautas, quizás actuando en distintos momentos de nuestro día y de nuestra vida. Puedo ser un Cuatro (enunciémoslo así), pero si profundizo en el estudio de este sistema podré ver cuándo en mí se configura una actitud de Uno, un comportamiento propio del Seis. Podré ver “mi parte Nueve”, que quizás inclusive venga a salvarme, con su optimismo parsimonioso, de mi dramatismo de Cuatro...


Para finalizar, y atendiendo a quienes no conozcan la descripción de cada eneatipo, quisiera ofrecer una muy, muy breve síntesis de cómo organiza la realidad cada uno de ellos, ofreciendo un pantallazo general al respecto. Y quizás al leerlo constante esto último que le decía: que dentro de sí puede reconocer cada una de estas partes. Y también entre las personas del entorno, claramente. (Si se me escapa algún comentario con humor, es sólo cariñosamente: sé que el tema del Eneagrama se comprende mejor si uno puede abordarlo con esa mirada...)

Uno (El Perfeccionista): “El mundo es un lugar donde falta ética, orden, principios. La mayoría de la gente vive equivocada. Me siento en el deber de corregirlos, y de educar con el ejemplo: método, disciplina, sacrificio. (A veces me dicen “rígido”, “dogmático”, “demasiado serio”... Pero creo que las cosas no pueden ser tomadas a risa...)”

Dos (El Ayudador): “El mundo está lleno de gente con problemas, y yo me siento en necesidad de ayudarles. Es como si todos fueran niños, y yo les tuviera que criar, aconsejar, proveerle de lo que creo que precisan (aunque no me lo pidan, y a veces me critiquen mi supuesta “invasividad”. Desagradecidos! Después de todo lo que hago por ellos!...”

Tres (El Exitista): “El mundo es un lugar donde hay que saber competir para lograr una buena posición. Para eso, hay que pensar en sí mismo, en lo que uno quiere y en cómo lograrlo. Nací para ser reconocido por mis talentos, y no pienso dejar que queden en el anonimato! Porque sé que el mundo se beneficia mucho teniendo por modelo a alguien como yo...)

Cuatro (El Sensitivo): “El mundo es cruel, burdo, demasiado grotesco como para mi sensibilidad. Cuánto dolor en la Humanidad! Y cuánto dolor en mi vida! Nadie sufre como yo, pues sé que soy especial: no encajo en este planeta. Sin embargo el Amor... la Belleza... Quisiera morir... pero no todavía. Déjenme explorar este dulce dolor inexplicable... (¿Dramatismo? ¿Demasiado trágico? Es que la vida misma es un Gran Drama!!!!!)”

Cinco (El Pensador): “El mundo es un lugar muy interesante: observo diversas variables, que me permiten elaborar hipótesis y comprender lo que para la mayoría de la gente pasa desapercibido. Es que las personas no tienen grandes luces, sino pensamientos y conversaciones triviales... aburridos... previsibles. Me meto en mí mismo y prefiero estar solo a participar de ese gran circo que es la ‘vida social’. Las ideas son más seguras que los sentimientos o los impulsos: son mías, me pertenecen, y no dependen de nadie más...”

Seis (El Cooperativista): “El mundo es un lugar cuyos problemas necesitan que aunemos nuestros esfuerzos: sólo si nos unimos podremos vencer las terribles amenazas que se nos presentan. Cuando estoy con ‘mi gente’ me siento seguro, valioso, como con un real sentido de ‘Yo’. Bah, de ‘Nosotros’. Sólo soy ‘Yo’ si estoy en inserto en un ‘Nosotros’. Los códigos de ese ‘Nosotros’ también ponen orden en el caos que es este mundo. ‘La unión hace la fuerza!’”

Siete (El Entusiasta): “El mundo es un lugar fas-ci-nan-te!!!! No alcanza la vida para todo lo que hay que probar, viajar, crear, explorar... Nacimos para disfrutar, y no pienso perderme nada. Lo que viene? Será mejor aún! (Aunque es cierto que cuando ‘se me termina la pila’ me siento morir... como vacío... angustiado sin saber por qué...) Pero... cambiemos de tema: qué vamos a hacer este fin de semana?”

Ocho (El Líder): “El mundo propone cada día un desafío, y sólo los cobardes eluden el reto. Me encanta medir mi capacidad produciendo, generando recursos, y amparando a quienes no pueden pero merecen ese amparo (a quienes podrían pero no lo hacen... los desprecio!). No tengo miedo de las dificultades: soy duro, tenaz, un verdadero guerrero, y no hay nada que no se pueda con la voluntad. Contando con la gente adecuada, sabré dirigirlos para que cualquier propósito pueda cumplirse...YA! (si pueden seguirme el ritmo...!)”

Nueve (El Pacificador): “El mundo?... El mundo es como es, y no hay razón para querer cambiarlo. Calma... calma... Que con ese ímpetu lo único que se logra es morir antes. Sentémonos a tomar un té y a conversar. Miren esa puesta de sol:¿qué problema puede perturbar este momento tan hermoso? Que no fui a buscar a los niños a la escuela? Que tendría que cortar el césped que tiene ya un metro de alto? No dejes que esas cosas te perturben: los niños estarán contentos de la aventura de volver solos, y además sentirán cuando entren al jardín como si fueran exploradores en el Amazonas... ¿Que soy irrealista? ¿Infantil? ¿Que vivo en mi imaginación? Prefiero ser así a vivir con stress y amargado por todo...”

Y bien... ¿cuál es el “mundo real”? ¿Cómo congeniar las distintas miradas de la realidad a la hora de conformar un vínculo? ¿Cuáles son las trampas que se hace a sí mismo cada eneatipo en función de su mapa personal? Ojalá podamos abordar juntos tantísimos otros aspectos que el Eneagrama permite explorar, y que estos brevísimos ejemplos puedan al menos bosquejar de qué se trata este tema que, como se habrán dado cuenta, me apasiona...


Revista digital Pensamiento sin fronteras
www.centrotranspersonal.com.ar

Con amor y bendiciones,
Miriam Coronado
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